La leyenda del hada y el mago.



Como todas las noches de luna llena el mago salía de su castillo para contemplar aquella magnifica esencia de luz que florecía en los cielos. Era su única compañía para esas largas noches sin sueño. Y contemplarla ayudaba a su triste alma a calmarse con las pasiones que en él se producían.
Aquella noche salió algo más temprano de lo normal, aun no oscurecía completamente. Mientras caminaba por aquel laberíntico bosque recordando los años que tuvieron que pasar para ya no perderse en el. Desde niño había vivido en aquellos lugares con la compañía de su maestro, y ahora solo después de que se marchara.
En el mundo donde él vivía existían muchas criaturas extrañas que podrían ser solo luces o sombras, pero ese bosque no albergaba ninguna de ningún tipo. Por eso su gran asombro cuando vio pasar aquella luminosa sombra rápidamente frente a él. Por primera vez en su vida corrió solo por instinto para ir tras ella. Cuando ya no daba más de cansancio descubrió que donde se encontraba era un lugar nuevo, algo de ese bosque aun no había sido descubierto por esos ojos. Entonces pudo divisar la luz cerca de él. Al acercarse se vio frente a un lago en donde podía ver claramente el reflejo de la luna saliendo ya de su tallo nocturno para iluminar todo a su paso. Pero un poco más allá había algo que no necesitaba de su luz porque irradiaba su propia vida dejando a la luna como una vieja flor en el estanque. Se acercó sigilosamente para ver mejor y al darse cuenta de lo que sus ojos veían tuvo que detenerse para poder aclarar su mente.
El joven mago había vivido toda su vida en aquel bosque y castillo, solo su maestro había sido una figura para él, todo lo demás era desconocido. Y a pesar que era la primera mujer que veía en su vida, no necesitaba ver más para saber que era la más bella que podría algún día llegar a ver. Su largo cabello anaranjado brillaba intensamente hasta sus rodillas, su piel blanca y pura no podría compararse ni con la más pura nieve. Su perfecto cuerpo con sus delicadas curvas despertaban en él una pasión que nunca antes había sentido. Unas caderas que solo deseaba poseer y saborear al igual que toda su piel. Todo aquello cubierto por un fino velo transparente. No había duda, lo que sus ojos no podían dejar de mirar era una de las bellezas mas grande de ese mundo. Era una tierna hada, joven ya que sus alas no eran visibles a sus ojos. 
Deseaba verla más. Tenia que ver su rostro así que se acerco tranquilamente a ella, sin miedo y con paso firme casi hipnótico sin soltar la vista de en ningún momento. 
Cuando ella se dio cuenta de su presencia no escapo, solo corrió la vista de él. Pero ya estaba frente suyo contemplándola así que con un lento movimiento dejó que él la viera juntando sus ojos y dejando que la luna los fundiera en una solo mirada.
Nada de lo que su mente pudo llegar a imaginar mientras se acercaba a ella. Nada se podía comparar a lo que sus ojos ahora veían. Sus ojos grandes y verdes que momentos tomaban un color azulado, era como si estuviera contemplando el mundo, su perfecta nariz era algo que no se podría llegar a retratar de ninguna manera. Pero al mostrar una débil pero tierna sonrisa todo lo demás no era nada. Era algo que nunca podría llegar a olvidar aun pasaran mil años. Pero pudo ver en aquellos ojos que él no era el único fascinado con lo que se mostraba frente suyo. Podía sentir como los ojos de ella devoraban cada centímetro de su rostro, cada parte de su cuerpo. Y levantando lentamente las manos se dejaron tocar, sus dedos poco a poco se fueron mezclando con los suyos, una energía recorría todo su cuerpo, un cosquilleo por toda su espalda. Y por primera vez podía escuchar su corazón latir sin tener que tener sus manos en su pecho, pero no escuchaba uno solo, sino dos. El de ella latía con una intensidad que llegaba a opacar el suyo. Y en un momento de silencio que pareció eterno, donde sus miradas eran dos haces de luz nadando en el estanque junto a la luna. Se besaron, por primera vez en su vida sus labios se juntaron con los de otro ser en aquel mundo. Pero ya nada parecía importarles como si de un cuento se tratara transformaron ese instante en amor eterno. Pero en la realidad las cosas no son eternas, él sintió de golpe que su corazón se apretaba en un intenso dolor que le succionaba el alma y al caer de rodillas al piso con sus manos apretando fuertemente el pecho ella desapareció en un parpadeo quedando solo con la luz de la luna.
Al cabo de unos minutos el dolor cedió y decidió volver al castillo ya que sabía que ella no volvería. Frente a la puerta dudo de entrar en ella o no, sabia muy bien lo que le esperaba, a si que lentamente abrió la puerta para no hacer ruido, pero no serviría de nada.
- Jajajajajaja - podía escuchar las risas rebotar por todo el castillo.
- Déjame tranquilo, no tengo ganas de tus juegos ahora – dijo furioso el mago a la voz, aun sabiendo que con eso no cesaría.
- No te preocupes seré comprensivo con el nuevo enamorado que tenemos en casa. Eres todo con casanova cierto, aunque dudo mucho que sepas lo que eso significa – decía irónicamente la voz.
- ¿No puedes dejarme tranquilo ni siquiera cuando estoy solo en el bosque acaso?
- que estupideces dices, si sabes que puedo ver todo lo que haces donde sea que estés, mas que mal soy parte tuya. Que solo me pueda manifestar en algunos lugares como este castillo solo hace que las cosas sean más aburridas – 
Poca paciencia le quedaba al pobre mago hundido en los pensamientos de aquella hermosa hada, la cual sabía que sus corazones se pertenecían uno al otro. A si que solo ignoró todo mientras se dirigía a su cuarto.
- Supongo que no me vas a escuchar, solo te harás el sordo como siempre. Está bien, si es así no diré nada, mucho menos sobre tu intenso dolor en el alma al recibir un simple beso. -
En ese momento todo su ser se detuvo sus ojos se posaron en sus manos, y se dio cuenta que él lo sabia, aquella voz en su mente la cual lo atormentaba desde que su maestro desapareció. Como si fuera un hechizo de su maestro para asegurarse de que completara su total entrenamiento. Y fue cuando sintió miedo de lo que le pudiera decir. Algo que estaba dispuesto a soportar.
- Dime, ¿a que se debe el dolor en mi pecho?- dijo con voz firme frente a un gran espejo en su habitación. Entonces su cuerpo reflejado comenzó a caminar, y moverse como si estuviera pensando una respuesta que ya sabia desde antes, pero solo buscaba la forma en que decirla.
- Tu sabes lo que eres, sabes exactamente para que te trajeron a este castillo hace mucho tiempo, y por lo que as entrenado muchos años. Eres un mago oscuro. Tus armas son la oscuridad y odio de las personas, tu propia miseria y soledad. Tu corazón es débil por eso cree que se puede enamorar, pero as sido entrenado para solo sentir dolor si es que crees sentir algo parecido.- dijo el reflejo, como si todo aquello fuera demasiado divertido como para no reír.
- ¿Eso quiere decir que nunca podré estar con ella? Todo porque un estúpido mago quería un descendiente, un aprendiz. Ahora sé que me alejó de todo lo bueno que hay en este mundo solo para estar encerrado en esta maldita cueva en forma de castillo- soltó con rabia el mago, mientras caminaba de un lado a otro tratando de pensar la forma, o crear algún hechizo para invertir toda la situación.
- hay una forma de que puedas estar con ella si es eso lo que estas pensando, y yo se lo que piensas- dijo burlescamente la voz.
- ¡Dímela!
- ¿Estas seguro de ello? Toma en cuenta que es magia negra lo que puedo yo enseñarte y como sabes bien, mucho de esa magia tiene un mal precio que debe pagar el que la usa – 
- Estoy muy al tanto de todo esto, lo se por experiencia propia solo dime la forma de hacerlo. 
- Está bien. El problema esta que una parte de tu corazón aun tiene luz, aun es parte de el maldito mundo de donde te trajo el maestro. Una de las razonas por la cual nunca estuve de acuerdo con que fueran su aprendiz. Pero gracias a esa luz se puede crear un hechizo que hace que todo lo bueno del mundo, lo que se te a negado se acumule ahí sin que haya dolor de por medio. Pero nunca podrás ser un mago oscuro completo. Por lo cual yo no haría una estupidez como esta.
- Que sabes tú de hacer estupideces, no me importa, si con eso puedo verla aunque sea solo una vez mas.- dijo el mago con un halo de esperanza en su turbulenta alma.
- Esta bien, pero debes prestarme tu cuerpo, es una magia muy fuerte como para estar enseñándotela ahora. Además que tampoco necesitas saberla.
- Está bien – y la voz tomó el cuerpo del mago. Con rápidos movimientos, mezclando todo con precisión exacta sin dejar nada pasar y total concentración, creó en un pequeño frasco una poción.
- Ahí esta, al beber eso ya no debería haber ningún problema. A cierto, se me olvidaba algo mas. Solo funciona en luna llena y según mis cálculos creo que quedan menos de dos horas para que acabe. Sino tendrías que esperar encontrarla denuedo en varios días mas, jaja- y con risas grotescas de fondo el mago sin pensarlo y por segunda vez en esa noche corrió hasta que no pudo mas al estanque.
Su miedo se transformo en alegría al ver que ella se encontraba en aquel lugar. Al acercarse ella lo vio y ambos fueron al encuentro del otro juntando sus manos nuevamente. El mago dudo en hacerlo a si que decidió ver si lo del dolor aun era cierto y la besó, el segundo primer beso de su vida todo en una sola noche. Podía sentir como su cuerpo se hinchaba de alegría y emociones nunca antes conocidas. Pero al mismo tiempo el dolor volvió, y aun mas fuerte que antes. El hada asustaba casi huye pero un grito suyo pidiéndole que se quedara la detuvo de hacerlo.
Ella lo miraba tiernamente, podía sentir su dolor, pero no podía comprenderlo. Entonces el levando un frasco que sostenía en su mano y lo bebió de golpe. No sintió ningún cambio en su cuerpo. Pero debía estar seguro de que de verdad había funcionado. Así que una vez más la tomó, esta vez por la cintura acercando su cuerpo al suyo y la besó. En un momento el mundo giró para ambos. Podía sentir las luces en su boca y recorrer su cuerpo, era la tercera vez que besaba al hada esa noche y podía sentir todo su ser hundiéndose en el suyo acumulándose en su corazón. En eso momento notó que no solo era la tercera vez que la besaba sino que talvez seria la ultima.
En el momento en que sus labios se separaron ella se alejó, su brillo era opaco y sus ojos vacíos. El intentó tocarla pero ella huyó de él, solo a unos metros de distancia la podía ver moverse como si quisiera ir mas lejos pero no pudiera. En su pecho sentía un calor y una luz como si ella estuviera en él. La podía sentir, sentía su amor en el corazón, como si tuviera dos corazones. Y cayendo de rodillas, viendo fijamente su rostro en el estanque, susurró “¿que me has hecho?”.
- Lo que debí haber hecho hace tiempo. Darte una razón para que de una vez por todas botaras esa luz en tu corazón.
- ¿Pero de que estas hablando? Si siento la luz aun más fuerte dentro mió.
- Pero sabes muy bien que no solo es tu luz, sino también la de ella. Acaso no te lo demuestra ese cascaron vació que esta a la orilla del lago tratando de huir pero sin los poderes suficientes para hacerlo.
- Eso quiere decir que yo tengo todo lo suyo, yo tengo su corazón, su ser dentro mió ¿Cómo se supone que eso hará que yo me convierta en una escoria como tú?
- Muy fácil. Ella esta atada a lo poco de luz que queda en tu corazón para que ella sea liberada tú tienes que eliminar todo vestigio de que alguna vez fuiste alguien con luz y ser el mago oscuro que deberías ser. Vez, todos ganan.
- Pero si yo hago algo así, ya no quedara nada más de mí. Aunque la viera a ella ya no sentiría nada. No podría amarla. Tiene que haber alguna otra forma. – decía el mago tratando de pensar en alguna forma de revertir todo esto, pero en su mente solo existían crueles hechizos para jugar con la vida y la muerte.
- Es un hechizo muy poderoso como para eliminarlo, será mejor que hagas lo que debes hacer.-
El joven mago se quedo quieto viendo la luna desaparecer con la luz de la mañana, a punto de tomar la única solución posible dentro de su cabeza. Lo único razonable que podía hacer. En eso momento la luz de su corazón le hizo darse cuenta que ya no estaba solo en este mundo como antes, que no debía seguir solo a su mente para encontrar la respuesta y en ese momento vio una posible respuesta.
- Luz- soltó lentamente.
- ¿De que estas hablando?- preguntó la voz, temiendo de la próxima idea que podría tener.
- Claro, la respuesta es la misma luz. Yo no tengo el poder para poder eliminar este tipo de hechizos, pero si un mago blanco. Los magos de la luz.
- Estas loco, ellos te matarían tan solo verte, tú aprendiz de uno de los mas temidos magos oscuros que existen en estás tierras.
- No me importa ya no te escuchare mas, ahora solo dejare que la luz de mi alma me guié hacia donde tengo que ir-
Y con paso firme y determinación en sus ojos el joven tomó el camino que lo llevaría fuera del bosque un lugar que dejó hace muchos años atrás y que ahora volvería para tener devuelta la facilidad que se le fue negada, en un viaje que tomaría años y peligros todos los días. Pero él sabia que no importaba pues ya no estaba solo en este mundo.

PsichoBitE

El sol en tus ojos.



 El como había terminado así, él no estaba muy seguro. Un simple encuentro en la calle con una vieja amiga que no veía hace mas de 13 años, luego un café, una conversación, recordar cosas viejas y cosas mas nuevas de sus vidas. Ahora ella se encontraba en su departamento frente a él con sus labios fundidos en los suyos en un beso que esperó mucho tiempo para hacerse realidad.
Él la tomó de los hombros y la alejó. – ¿Que se supone que significa esto?- preguntó, aun sabiendo que se arrepentiría de hacerlo.
- Nada, solo me dejé llevar por el momento, pensé que podría pasar la noche aquí junto a tu compañía. – la mirada de ella estaba fija al piso, a la mesa, al techo, a los vasos de whisky que quedaron servidos en la mesa, pero nunca en los ojos de él.
Suspiró, se alejó un poco mas, la vio fijamente, era todo lo que podría desear en ese momento, un viejo amor frente a sus ojos. Acercó  gentilmente su mano para acariciarle el rostro tiernamente. Como extrañaba aquella suave piel color canela, le movió su fino cabello para dejar su rostro al descubierto, siempre le encanto aquel pelo, el que ahora llevaba más corto que cuando joven. Levantó el rostro de ella para que sus ojos se encontraran, él sucumbió en aquella mirada, en esos negros ojos que lo hicieron sentir como en un mar oscuro sin fondo alguno, muy distinto a lo que sentía antes. Sus ojos de unieron y conectaron como si chocaran dos estrellas y él de dijo: al ver tú rostro es como si la mujer que esta frente a mi fuera nada mas que la misma niña que conocí antes, pero se que no es así. En tus ojos veo los de alguien más y eso me duele, no puedo simplemente actuar por instintos y dejarme llevar. Hubo un tiempo en que te quise más que cualquier otra cosa, que estés ahora aquí solo hace que esas cosas se revuelvan en su caja en algún lugar donde las guardé. No es que te desee menos de lo que te deseaba entonces, pero ahora en este momento no puedo ver en tus ojos el sol que iluminaba un camino que siempre quise recorrer a tu lado, en ellos no hay un lugar para mí. Y tu lo sabes bien, que el día de mañana talvez solo sea un error de una noche, y no quiero transformarse en eso en tu vida. Creo que deberías ir a tu hogar y pensar mejor las cosas, solucionar tus problemas. Si el día de mañana cuando te vuelva a encontrar y pueda ver de nuevo ese camino que ilumine mi alma, solo si tú quieres, entonces puedes pasar la noche aquí y todos los días que quieras hasta que se acabe nuestro mundo. La próxima vez quiero volver a ver el sol en tus ojos.
Y con esas palabras ella entendió y se marchó. Él vio la puerta cerrarse frente suyo mientras el último aire de su aroma se desvanecía en el aire. Agarró el vaso de whisky que quedaba en la mesa, tomó un sorbo y lanzo el resto del vaso contra la pared. Esa noche durmió solo como todas, mientras la última lágrima de licor recorría su garganta.


PsichoBitE

LLuvia



Hay días en que la lluvia no es mas que las lagrimas de aquellas personas que no pueden llorar, ellas salen a las calles alzando sus miradas al cielo para sentir las lagrimas correr por sus tristes rostros e inundar sus vacías almas.

La chica del vestido azul

 
 
En ese tiempo cuando caminaba por las ciudades sin rumbo fijo simplemente viendo a la gente pasar. Un día la vi, llevaba un vestido azul que aun tengo grabado en mis ojos, era ella la chica del sol en los ojos, esa hermosura y gracia al moverse me cautivo completamente, con ella sentía que podría vivir en un mundo de sueños para siempre si estuviera a mi lado. Pero las cosas no se dan como uno quiere, tan rápido como la vi ella desapareció completamente.
Pasaron los años y me iba a casar con una chica que quería, con la cual podría estar toda mi vida pero siempre dentro de la realidad. Dos días antes de la boda la volví a ver, a la del vestido azul. Llevaba otra ropa otro peinado pero era totalmente reconocible a mis ojos. Dudé en llevar a cabo la boda, dejar todo en ese momento, pero no fue así, ella volvió a desaparecer.
Todos los años que siguieron la volvía a ver siempre con la misma gracia y belleza, aunque nunca llevara el mismo estilo yo podía reconocerla. Un día la llegué a conocer, supe su nombre y hablamos un rato, esa noche casi destruyo todo al llegar a casa, pero no lo hice.
Ahora me encuentro en una habitación de un hotel con la chica del vestido azul, en una aventura con ella, traicionando a mi mujer. No pude controlar más mis impulsos, esos que debí a ver escuchado hace mucho tiempo. Podría estar con ella ahora y para siempre pero se que no será así, al salir de esta habitación yo solo seré un muñeco mas, yo soy solo una aventura en su vida eso lo tengo muy claro, con ella nunca hubiese conseguido una vida estable, pero hubiese vivido un sueño juntos. Ahora solo tendré que conformarme con una noche de fría pasión, melancolía y frustración.
Hay mujeres en la vida que solo están hechas para ser amadas, con ellas solo puedes soñar, vivir fantasías de una noche, ser musas de tristes y bellas historias, pero aun así no debes arrepentirte de amarlas, a fin de cuenta ellas son parte de un bello sueño, y los sueños nunca son malos solo que no son eternos.
 
 
 
PsichoBitE

Eleonor

 
 
   El grito de una mujer consumiéndose en las llamas de un fuego abrasador era algo normal de ver en esos tiempo, aun así esa escena siempre atormentaba a aquel joven que miraba tristemente como el cuerpo se calcinaba en el fuego. Era la esposa de un amigo suyo, podría a ver ido a consolarlo, pero como si había sido su propio amigo quien había provocado aquella escena unos días antes gritando la palabra que hacia remecer su corazón cada vez que la escuchaba: ¡bruja!, ¡bruja!
¿Eleonor donde estarás? Era en lo único que podía pensar, si se encontraba bien o no. Salió rápidamente de aquella muchedumbre enloquecida por el espectáculo que apreciaban, se dirigió instintivamente a la colina que estaba cerca de su casa, sabia dentro de él que ella se encontraría allí. Cuando se acercaba a la colina pudo divisar el gran sauce que se alzaba en la cima y debajo de este la singular silueta de Eleonor. A él vinieron las memorias de cómo en aquel mismo lugar había descubierto el secreto que ella guardaba, un secreto que el prometió nunca revelar y que nunca haría. Estando frente a frente la tomó de las manos y la miró a los ojos – Eleonor te he estado buscando, ¿estas bien?- dijo él sin dejar de mirarla a los ojos y sosteniendo fuertemente sus manos.
- Si, se podría decir que estoy bien – dijo ella con una voz cansada y triste. 
- Tenia tanto miedo, no podía dejar de pensar en que algo malo te podría ocurrir, no quiero que te alejes de mi nunca. –
- Lo siento pero no podré cumplir con lo que me pides – dijo bajando la mirada al piso.
- ¿Por qué? ¿Qué es lo que sucede? Es por el incidente de hace poco, no debes preocuparte, yo te cuidare, juro que te protegeré siempre.- dijo con una voz que reflejaba el miedo que sentía de la sola idea de perder a Eleonor.
- Tú sabes mejor que yo que con el tiempo terminaran descubriendo quien soy en verdad, y tu también pagaras el precio por intentar protegerme, no dejaré que eso pase, hoy me marcharé, volveré a donde pertenezco.- Ella sabia que cada palabra que decía era una puñalada en el pecho de él, no quería herirlo pero sentía que era lo mejor que podía hacer.
- Entonces llévame contigo, no puedo estar lejos de ti, tu sabes lo que siento, sabes que te quiero, siempre te he querido.- Para él Eleonor era la persona mas importante que había conocido, llevaban varios años siendo amigos, siempre se había preocupado de cuidarla, mas aun después de descubrir su secreto. Ella temía que dijera algo después de aquello, pero para él hacerle daño a la persona que mas quería era algo imposible.
- Siempre he sabido lo que tu sientes por mi, y lo aprecio bastante, me has cuidado y querido como ninguna otra persona lo ha hecho, y en donde este siempre te voy seguir queriendo como lo he hecho todo este tiempo.- Sus palabras eran calidas y tranquilizadoras, pero al mismo tiempo ella sabia que no era todo lo que quería decir. Su cariño hacia él había crecido en el último tiempo, cada vez le resultaba más difícil ocultarlo, pero no quería herirlo, ahora había tomado una decisión y seguiría en pie con ella hasta el final.
- No quiero que te alejes de mi nunca, pero se que lo harás, te marcharas y me dejaras acá solo, creyendo que es lo mejor para los dos. ¿Pero como puede ser lo mejor para los dos que nuestros corazones estén separados? – Con esas palabras se acercó a ella y la besó tiernamente en la boca, ella tímidamente respondió a su encuentro, no podía negar más sus sentimientos. Lo que empezó como un tibio beso, se transformo en una gran pasión que se grabó en aquella escena bajo el sauce, en donde los únicos testigos fueron las estrellas.
- Es tiempo de que me vaya.-  dijo ella con tristeza en sus ojos.
- Te esperare, no importa cuando tiempo pase siempre te estaré esperando.- Sus palabras eran de una pasión que abrumaba el corazón de ella.
- Lo siento pero no pienso dejarte el peso de tener que esperarme para siempre, te liberare de mi amor, así tendrás una vida mejor.- y agitando sus manos rápidamente, y con unas cuentas palabras invoco un conjuro que olvidaría todo lo relacionada con ella de la cabeza del joven, su amor y sus recuerdos serian borrados para siempre de su memoria.
Ella desapareció con el viento, el joven que quedo solo llorando a los pies del sauce. No recordaba nada de ella, pero no podía dejar de llorar, dentro de su corazón había quedado grabado un momento que nunca podría olvidar, su amor nunca se extinguiría, no había magia suficiente para ello. El esperaría para siempre en aquel lugar a la mujer que amó, que aun ama, pero que no era capaz de recordar.
 
 
PsichoBitE 

Café sin azucar

  

El olor de aquel café tranquilizaba su mente, no estaba seguro de cómo había llegado a ese lugar que solía frecuentar antiguamente antes de conocerla a ella. Llevaba un par de minutos sentado sin tocar el café que le habían servido, solo observaba a su alrededor las personas conversando, otros solitarios caballeros como él leyendo sus periódicos. Pero él no leía, solo observaba. Su atención se había centrado en una bella mujer que estaba en una mesa frente a él, había pedido dos capuchinos, lo cual indicaba claramente que esperaba a alguien, una decisión arriesgada por si él no llegara nunca a ese lugar, ella simplemente quedaría abandonada con sus dos cafés. Pero a la vez mostraba la gran confianza que tenia en aquella persona al no pensar en que la dejaría allí sola. Al cabo de unos minutos llegó, su vista era la de un hombre preocupado y enamorado, algo ocurría entre los dos. Era una historia de las tantas que se encuentran en la vida, si su final era feliz o triste, solo dependía de ellos.
Los ojos del hombre simplemente divagaban por todo el lugar, no eran capaces te estar fijos, ni siquiera notó cuando se fue aquella pareja que le había llamado la atención. Cuantas horas habían pasado desde que entró a aquel café, ya no lo recordaba. Cuando le sirvieron el segundo café y el ultimo que tomaría aquel día, se quedó observándolo, podía ver su reflejo en ese negro liquido, probó un sorbo, estaba amargo pero no le importo, todo esa mañana le sabia y olía a sangre. Aun podía sentir el olor a sangre en sus manos, en el café, en el aire. No podía borrar esas imágenes de su cabeza. ¿Por qué esa mañana tenia que ir a verla?, ¿por que las cosas no salieron como él había esperado que salieran?
Se paró del asiento con el café en la mano, se dirigía a la puerta, ya había esperado lo suficiente. Al dar la espalda a su mesa la oyó, la voz que estaba esperando resonó en su cabeza: - ¿ya te vas? – dijo una delicada voz femenina. Él giró de golpe y ahí la vio sentada tan bella como siempre él la veía. No dijo nada y se sentó, sus miradas quedaron fijas en los ojos del otro por varios minutos hasta que él apago el silencio.
- ¿Que haces aquí? – preguntó con miedo en su voz.
- Pensé que era a mí a quien estabas esperando – respondió de una forma irónica – o es que te sorprende que frente a ti esté la imagen de la mujer que acabas de asesinar.
- No lo digas de esa forma, sabes que no era lo que quería hacer, tú no me dejaste mas opción simplemente me volví loco sin ti, no soportaba verte en los brazos de alguien más – dijo el hombre con lágrimas en sus ojos.
- Pensé que habíamos aclarado todo hace tiempo, pero veo que no era así, supongo que nunca pude entregarte el amor que tu me llegaste a dar.
El hombre se puso de pie lentamente y la observó, en su mente divagaban las escenas de aquella mañana donde aun podía ver el cuerpo de aquella mujer cubierto de sangre, la misma que ahora lo miraba desde aquel asiento en el café.
- Sabes, en este café fue la primera vez que te vi. En  este mismo asiento a través de la ventana pude verte entrar en el café de al frente, el mismo en el que unos días después nos conocimos. En ese momento supe que nunca mas podría estar si ti – dijo mientras agitaba lo poco que le quedaba de café – este café que tengo aquí no tiene azúcar, un café sin azúcar es solo un café, es amargo por naturaleza igual que la vida, solo que yo me acostumbre a tomarlo dulce, y tu eras eso que endulzaba mi vida. Supongo que ahora que no estas, todo simplemente será amargo, pero este es el ultimo café que tomaré – y bebió rápidamente lo que le quedaba, el café viajo por su cuerpo rápidamente, solo que no tenia azúcar, en vez de ello era cianuro lo que complementaba la bebida, el cual afecto rápidamente el sistema arrojándolo al piso. Ella se acercó a él y le susurro en la oreja: siempre de amé y aun lo hago, simplemente tu no eras el hombre con el cual quería estar el resto de mi vida.

PsichoBitE

Solo una vez

  

 Un joven viajaba en un bus como todas las semanas, y al igual que siempre el paisaje no cambiaba. Pero como todas las cosas siempre aparecen en los momentos que menos esperamos que sucedan, el joven mientras seguía la línea de la carretera vio a una bella mujer a una orilla de ella, solo basto un momento para que él quedara totalmente cautivado, a pesar que no haber alcanzado a divisar toda su belleza. Solo bastó ese momento, ese pequeño lapso de tiempo para ya no poder quitársela de su cabeza, tanto así que no supo en que momento llegó a su destino. En el mismo momento en que puso un pie en tierra supo que no la volvería a ver nunca mas, pero él no podía vivir con eso, ¿Por qué no actuó de otra forma?, ¿Por qué no se bajó en ese mismo momento?, se preguntaba intranquilamente, sugestionándose mil y un mundos distintos de haber hecho algo al respecto en el mismo momento que la vio.
– Yo podría hacer algo al respecto-  dijo una pequeña voz. Él bajó la mirada para ver aquel pequeño niño que le hablaba.
- De que estas hablando pequeño- le dijo.
- Primero no me llames pequeño, y segundo yo puedo hacer que vuelvas a revivir ese momento, para que tengas ese encuentro en el que sueñas- el pequeño niño lo miraba con unos ojos que eran capaces de absorber el mismo universo.
- La verdad no entiendo muy bien que es lo que pretendes, pero si es por volver a repetir ese momento me arriesgo a cualquier cosa- dijo el joven sin vacilar.
- Esta bien, yo puedo hacer que vivas tu vida de nuevo, y antes del encuentro recordaras lo que tienes que hacer, pero a cambia, después de ese día tu alma y tu ser serán míos para siempre- dijo el niño.
- Bueno, solo un día necesito nada más.-
- Es un trato entonces-  le extendió la mano.
- Si, es un trato.-
En el mismo momento del contacto de ambos manos el joven volvió al comienzo de su vida, la cual se repitió tal cual sin ningún cambio alguno, no porque no se pudiera cambiar, sino porque él instintivamente repetía todo para que ese día llegara tal cual como él lo había vivido. Así pasaron los años hasta que el día llegó, unas horas antes de subir al bus recordó todo lo que había pasado, entonces impacientemente se subió al bus atento al momento en que se bajaría de el. Así mientras sus ojos recorrían la carretera mientras se acercaba cada vez más el lugar donde la vio, unos metros antes se bajó. Caminó y caminó, ya había pasado el lugar donde ella debería estar pero aun no la podía encontrar. Caminó hasta llegar a un lugar en el cual se dio cuenta que ya no podía seguir, no porque le faltaran fuerzas, sino que ya se había dado cuenta que ella no iba aparecer, y mirando al cielo se preguntó ¿Por qué?
- Porque las cosas solo se pueden vivir una vez- dijo una pequeña voz conocida.
- ¡tu!, Me engañaste- gritó furioso el joven.
- Te equivocas, el único que se a engañado todo este tiempo has sido tu mismo, no te das cuenta que en la vida las oportunidades son únicas, no puedes esperar que algo que no hiciste antes lo puedas hacer si es que se repiten las cosas. Debes aprender hacer las cosas en el mismo momento en que se te presentan, no dudar nunca- sus palabras resonaban en la cabeza del ahora confundido joven.
Aprovecha el ultimo día que te queda, has vivido una vida dos veces esperando por algo que no fuiste capas de reconocer la primera vez que se te presentó, para otra vez tendrás que actuar sin pensar, pero para ti no hay otra oportunidad.


“El ver tus ojos es como estar en un sueño eterno del cual nunca podría despertar, por suerte existen los besos que te devuelven a la realidad.”


PsichoBitE