Bajo tu mirada de ojos cristalinos se esconde la más grande belleza, tus labios. Adicción provoca solo verlos, pasión tocarlos, amor sentirlos en mi piel, tan suaves, calidos, y a la vez tan dolorosos. Muchas almas han intentado tenerlos, pero nadie lo ha conseguido. Aquel tesoro guarda muchos secretos de luna y de sol, historias que solo se cuentan con amor, y se esconden en la pasión de perder el control. Difícil es que entregues tu alma al amor y tus labios a la pasión. Quisiera conocer el secreto que guardan, sentir el sabor a un suspiro de ellos en mi alma, en mi herido corazón, curar mi deseo y amor.
PsichoBitE
Noche
Bajo una noche eclipsada las almas se mueven tranquilamente en busca de algo que las haga sentir vivas. Puedo ver pacientemente esa escena mientras deambulo en las calles por las cuales alguna vez camine sin sentido en busca del amor. Ahora soy otro. Te observo desde la ventana como un fantasma, sin entender por que te persigo cada noche, ¿Por qué tu presencia despierta tanto encanto? Puedo ver tu silueta, tu bello cuerpo, pero más que eso veo tú alma. Mientras te observo viejos recuerdos vienen a mi, en donde tu me podías dar el amor que buscaba, pero ahora no, ya todo cambio. Mientras te observo mi cuerpo se paraliza. Puedo sentir tu aroma, puedo oler tu sangre, que despierta mis más grandes pasiones, mis deseos, mi vida…Ya no puedo con esto, debo dejarlo, no puedo vivir así tanto tiempo. Me voy, esto es un adiós, lamento que tú no sintieras lo mismo, que me hallas olvidado, pero es lo mejor, no hay otra opción…
- vamos tu sabes que la hay.
- Déjame no te necesito, no necesito tus opiniones, ¡lárgate!
- Pero si sabes que me necesitas, soy tu ser, yo hago que tus pasiones se hagan realidad
- No, tú solo acabas con todo, destruyes todo lo que quiero, todo lo que amo.
- Pero si tú no sientes amor. Vamos, tú sabes que quieres hacerlo. Hacerte uno con ella.Tómala, róbala, poséela, tu puedes hacerlo, tu quieres hacerlo.
- No, no puedo hacer eso, no debo tomar su alma, solo seria un capricho mío, no puedo hacerle daño
- Entonces conviértela, hazla lo que eres y vive para siempre con ella. Y si no quieres, siempre tienes la otra opción. Vamos, vamos, tómala, poséela, bebe su alma, su vida
- No puedo hacerla lo que soy, no puedo tomar su vida. No se que tengo que hacer, ¡¡¡maldición!!!
- Tu lo sabes, tu lo deseas
- Púdrete, mejor me largo, mañana veré que debo hacer, ella lo decidirá, si quiere estarconmigo para siempre… eternamente…
PsichoBitE
Luna
Que bella es la luna, pero más bella es si hace brillar tus ojos en la noche de las almas perdidas. Su luz resplandeciente deja ver tu hermoso rostro, envidia de los dioses, por haber creado algo tan bello, que cautiva al mas triste demonio que camine por las calles en donde se ilumine la luz de tus sueños. Tu cuerpo se mueve lentamente bajo el polvo lunar que refleja tu delicada silueta, que ni los más grandes escultores pudieron jamás crear, ni imaginar que existiera tanta belleza.
Luna, grandeza de los cosmos, destruyes y creas las noches mas nostálgicas de la vida, iluminas a la triste alma que busca un sentido, reflejas la belleza de la noche, la amargura, la nostalgia, el amor que nace, y el amor que muere. Nos muestras las verdades de la vida, tu encanto nos cautiva, nos transformas en los demonios de las noches, que buscan una luz que pueda reflejar sus penas.
Imponente diosa de los cielos nocturnos, en ti encomiendo mi alma magullada por las heridas del día, toma mis penas, mis amarguras, y muéstrame el reflejo de tu belleza para poder descansar tranquilo bajo tu luz, que es tan fría como mi corazón, como el de ella.
PsichoBitE
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miércoles, noviembre 07, 2007
Reflejo antes de la muerte (3ª parte)
Lan observaba tranquilamente como aquel hombre parado sin moverse esperaba. Fue en ese momento cuando de la cascada se alzo una enorme criatura con la boca abierta mostrando sus enormes dientes. Aquella criatura poseía dos bigotes en los cuales tenia los ojos, y una gran cuerpo de pez con aletas en forma de alas. La criatura se tragó al joven, el cual no alcanzó a darse cuenta de nada.
Todo estaba oscuro, no sabía donde se encontraba. El piso estaba mojado y viscoso, sentía un extraño olor.
Comenzó a caminar sin saber hacia donde se dirigía. Aquella oscuridad lo aterraba. Fue cuando la luz encontró sus ojos, la cual provenía de un pequeño agujero a lo lejos. Se acerco lo más rápido que pudo. Una vez que se encontraba frente a él, comenzó a crecer, se hizo cada vez más grande hasta convertirse en una entrada. Sus ojos no lo podían creer al ver la enorme sala que aparecía frente a ellos. En ella había con un pasillo que daba a un altar, todo rodeado por un líquido verde, las paredes estaban cubiertas completamente de huesos. Comenzó a caminar lentamente hacia el altar. Podía ver una gran silla y a una persona sentada en ella, atrás dos grandes estatuas de criaturas que parecían el mismo demonio.
Una vez que estuvo mas cerca, vio a aquella persona. Era un viejo con venda en los ojos llevaba solo una túnica negra, y su pelo caía por su espalda como una gran cola blanca hasta sus pies, tenia los pies flexionados y las manos en las rodillas, como si estuviera meditando.
No se atrevía a decir ninguna palabra. Estaba esperando que el viejo hablara primero y así fue.
- ¿que haces aquí?
- Bueno yo quiero que me diga... – el hombre estaba inseguro – lo que quiero es que me diga como…
- Calla, tú, criatura no mereces nada más que la muerte.
En ese momento de la mano del viejo salió una extraña criatura con forma de serpiente la cual iba directo hacia la cara del joven, pero se detuvo a unos centímetros de su cara. El hombre no alcanzo a ver nada, la criatura apareció repentinamente frente sus ojos. El ser tenia cuerpo de serpiente y unos pequeños dientes que cubrían toda su boca. Estaba ahí quieta frente al hombre, cuando de su boca apareció un gran ojo que comenzó a examinarlo desde todos lados.
Estaba realmente incomodo mientras el ser lo observaba. Pero más le llamaba la atención lo que el viejo decía.
- Con que eres tú – decía el viejo mientras la serpiente volvía a su mano y desaparecía.
- ¿Que quieres decir con eso? – le preguntaba el hombre.
- Con que ya no recuerdas nada, es lo que esperaba de todos modos. Aunque nunca pensé que volverías, creí que ya nos habías abandonado.
- No me interesa saber de que estas hablando, solo quiero que me digas como salir de este lugar.
- Con que quieres salir, y ¿exactamente para que quieres salir de este lugar?
- Solo quiero volver a mi vida, estar tranquilo con mi esposa y mi hija.
- Jajajaja… - reía el viejo de forma irónica.
- Que te es tan gracioso, ¡maldición!
- Que acaso eres un estúpido, no creo que hallas estado mucho tiempo acá como para empezar a imaginar cosas.
- De que estas hablando yo no e imaginado nada.
- Estás seguro de aquello, acaso me das a decir que tu vida existe. Vamos si ni siquiera recuerdas como te llamas, o si. Porqué no me dices tu nombre, si es que puedes.
El hombre esta aterrado no podía creer lo que escuchaba, pero su verdadero miedo nacía del hecho que no sabía como se llamaba, no sabía su nombre, ni el de su esposa, tampoco el de su hija. Se dio cuenta que realmente no recordaba nada de su vida.
La noticia lo destruyo, cayó al suelo sin poder soportar más. Quien era realmente, se preguntaba, y que hacia en ese maldito lugar.
- Tranquilo, ya entenderás todo a su tiempo.
- Como quieres que este tranquilo, ni siquiera se mi nombre.
- Vamos, no es tan importante, ya lo recordaras. Ahora hay algo más que tú debes hacer. Volver a tu mundo.
- ¿Cómo?, pero si eso e querido desde que llegué aquí. Aunque ya no se si realmente me importe o no irme de este lugar.
- No seas estúpido, no te sentirás mal por lo que acabas de saber, como puedes estar tan seguro, si no sabes como es tu vida. ¿Cómo sabes si realmente no hay alguien esperándote?
- Si, tal vez tienes razón – respondía sin ninguna motivación.
- Es hora de que me escuches y quites esa cara. Esto es serio, y tú eres la única persona que puede hacer esto.
- Pero de que hablas, ¿Qué tengo que hacer?
- Solo calla y escucha. Lo mejor para ti es saber lo menos posible sobre tu pasado en este lugar, eso solo te traería problemas, y además, de a poco te iras acordando. Tú solo debes preocuparte de volver a tu mundo, lo cual tampoco es fácil. No es mucho lo que te puedo ayudar, pero te diré lo que tienes que hacer. Cuando salgas de aquí veras la gran estrella roja, debes seguir ese camino hasta el puerto, ahí debes conseguir que te lleven hasta el planeta azul, en donde debes hallar la puerta de Myra, que se encuentra en la montaña del colmillo negro. No será fácil llegar ahí, pero es la única forma que tienes de salir de este mundo.
- Pero, esas indicaciones son muy pocas, como se supone que sabré como llegar a cada parte.
- No te preocupes, no estarás solo, te ayudaran, y de a poco sabrás que es lo que tienes que hacer.
- Y porqué no me dices que es lo tengo que hacer ahora. – gritaba enojado.
- No te enojes conmigo, yo no inventé esto, fuiste tú. Solo procura cumplir con lo que prometiste
- No entiendo, ¿que debo hacer? – decía afligido el hombre
- Ya comprenderás todo, ahora debes irte.
Y antes de que pudiera decir algo un agujero se abrió a sus pies, tragándoselo.
Caía por un túnel rápidamente sin ver la salida. Cuando de un golpe se vio volando por los aires. Debajo de él se encontraba la criatura que se lo había tragado. Desde aquella altura podía ver todo. Pero un terror lo dominó cuando vio que se dirigía directo hacia unas rocas en la cima de la cascada.
PsichoBitE
Todo estaba oscuro, no sabía donde se encontraba. El piso estaba mojado y viscoso, sentía un extraño olor.
Comenzó a caminar sin saber hacia donde se dirigía. Aquella oscuridad lo aterraba. Fue cuando la luz encontró sus ojos, la cual provenía de un pequeño agujero a lo lejos. Se acerco lo más rápido que pudo. Una vez que se encontraba frente a él, comenzó a crecer, se hizo cada vez más grande hasta convertirse en una entrada. Sus ojos no lo podían creer al ver la enorme sala que aparecía frente a ellos. En ella había con un pasillo que daba a un altar, todo rodeado por un líquido verde, las paredes estaban cubiertas completamente de huesos. Comenzó a caminar lentamente hacia el altar. Podía ver una gran silla y a una persona sentada en ella, atrás dos grandes estatuas de criaturas que parecían el mismo demonio.
Una vez que estuvo mas cerca, vio a aquella persona. Era un viejo con venda en los ojos llevaba solo una túnica negra, y su pelo caía por su espalda como una gran cola blanca hasta sus pies, tenia los pies flexionados y las manos en las rodillas, como si estuviera meditando.
No se atrevía a decir ninguna palabra. Estaba esperando que el viejo hablara primero y así fue.
- ¿que haces aquí?
- Bueno yo quiero que me diga... – el hombre estaba inseguro – lo que quiero es que me diga como…
- Calla, tú, criatura no mereces nada más que la muerte.
En ese momento de la mano del viejo salió una extraña criatura con forma de serpiente la cual iba directo hacia la cara del joven, pero se detuvo a unos centímetros de su cara. El hombre no alcanzo a ver nada, la criatura apareció repentinamente frente sus ojos. El ser tenia cuerpo de serpiente y unos pequeños dientes que cubrían toda su boca. Estaba ahí quieta frente al hombre, cuando de su boca apareció un gran ojo que comenzó a examinarlo desde todos lados.
Estaba realmente incomodo mientras el ser lo observaba. Pero más le llamaba la atención lo que el viejo decía.
- Con que eres tú – decía el viejo mientras la serpiente volvía a su mano y desaparecía.
- ¿Que quieres decir con eso? – le preguntaba el hombre.
- Con que ya no recuerdas nada, es lo que esperaba de todos modos. Aunque nunca pensé que volverías, creí que ya nos habías abandonado.
- No me interesa saber de que estas hablando, solo quiero que me digas como salir de este lugar.
- Con que quieres salir, y ¿exactamente para que quieres salir de este lugar?
- Solo quiero volver a mi vida, estar tranquilo con mi esposa y mi hija.
- Jajajaja… - reía el viejo de forma irónica.
- Que te es tan gracioso, ¡maldición!
- Que acaso eres un estúpido, no creo que hallas estado mucho tiempo acá como para empezar a imaginar cosas.
- De que estas hablando yo no e imaginado nada.
- Estás seguro de aquello, acaso me das a decir que tu vida existe. Vamos si ni siquiera recuerdas como te llamas, o si. Porqué no me dices tu nombre, si es que puedes.
El hombre esta aterrado no podía creer lo que escuchaba, pero su verdadero miedo nacía del hecho que no sabía como se llamaba, no sabía su nombre, ni el de su esposa, tampoco el de su hija. Se dio cuenta que realmente no recordaba nada de su vida.
La noticia lo destruyo, cayó al suelo sin poder soportar más. Quien era realmente, se preguntaba, y que hacia en ese maldito lugar.
- Tranquilo, ya entenderás todo a su tiempo.
- Como quieres que este tranquilo, ni siquiera se mi nombre.
- Vamos, no es tan importante, ya lo recordaras. Ahora hay algo más que tú debes hacer. Volver a tu mundo.
- ¿Cómo?, pero si eso e querido desde que llegué aquí. Aunque ya no se si realmente me importe o no irme de este lugar.
- No seas estúpido, no te sentirás mal por lo que acabas de saber, como puedes estar tan seguro, si no sabes como es tu vida. ¿Cómo sabes si realmente no hay alguien esperándote?
- Si, tal vez tienes razón – respondía sin ninguna motivación.
- Es hora de que me escuches y quites esa cara. Esto es serio, y tú eres la única persona que puede hacer esto.
- Pero de que hablas, ¿Qué tengo que hacer?
- Solo calla y escucha. Lo mejor para ti es saber lo menos posible sobre tu pasado en este lugar, eso solo te traería problemas, y además, de a poco te iras acordando. Tú solo debes preocuparte de volver a tu mundo, lo cual tampoco es fácil. No es mucho lo que te puedo ayudar, pero te diré lo que tienes que hacer. Cuando salgas de aquí veras la gran estrella roja, debes seguir ese camino hasta el puerto, ahí debes conseguir que te lleven hasta el planeta azul, en donde debes hallar la puerta de Myra, que se encuentra en la montaña del colmillo negro. No será fácil llegar ahí, pero es la única forma que tienes de salir de este mundo.
- Pero, esas indicaciones son muy pocas, como se supone que sabré como llegar a cada parte.
- No te preocupes, no estarás solo, te ayudaran, y de a poco sabrás que es lo que tienes que hacer.
- Y porqué no me dices que es lo tengo que hacer ahora. – gritaba enojado.
- No te enojes conmigo, yo no inventé esto, fuiste tú. Solo procura cumplir con lo que prometiste
- No entiendo, ¿que debo hacer? – decía afligido el hombre
- Ya comprenderás todo, ahora debes irte.
Y antes de que pudiera decir algo un agujero se abrió a sus pies, tragándoselo.
Caía por un túnel rápidamente sin ver la salida. Cuando de un golpe se vio volando por los aires. Debajo de él se encontraba la criatura que se lo había tragado. Desde aquella altura podía ver todo. Pero un terror lo dominó cuando vio que se dirigía directo hacia unas rocas en la cima de la cascada.
PsichoBitE
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domingo, octubre 21, 2007
Reflejo antes de la muerte (2ª parte)
Caminaba rápidamente, sin correr, viendo el reflejo de su vida en la nieve. Le era difícil aguantar no abrazar a su hija, o besar a su mujer. Pero eran simples fantasmas de sus sentimientos; un juego de mente que daña el corazón.
Cuando ya parecía que nunca saldría de aquel bosque, pudo ver la salida, y con ella una gran luz verde.
Mientras mas se acercaba, la nieve iba desapareciendo. Una vez que salio del bosque, pudo apreciar aquella hermosa obra. Era un lago enorme, no era capaz de rodearlo con la vista, a lo lejos podía divisar una gran cascada que tocaba el cielo y en la cual se bañaban las estrellas dándole un brillo que ninguna luz seria capaz de hacer. Aquel lago brillaba con un verde intenso, que alumbraba todo, pero que era calido a la vista.
¿Donde estará la luciérnaga? Se preguntaba. Buscaba, pero sus ojos no eran capaces de encontrar nada. Fue cuando ella habló. – Estoy aquí – dijo. Él se dio la vuelta y pudo apreciar aquella criatura. Era del tamaño de su mano, con un cuerpo de una joven dama y con cuatro alas que irradiaban una luz embriagadora.
- ¿Tú eres la luciérnaga?, pareces un hada.
- Que acaso tengo las alas de un hada, no me compares con esas hipócritas. Acaso no quieres ir a ver a Lan, será mejor que te comportes o morirás, espera, ja, ya te estas muriendo. – decía la luciérnaga con una risa juguetona.
- ¡Cállate!, si, quiero ir a ver a Lan, tienes que llevarme donde él por favor.
- Ya, ya, no llores, das vergüenza, si te voy a llevar a él. Tienes que seguirme, no digas nada, solo camina detrás mió – aquella pequeña criatura comenzó a volar sobre el lago, en dirección a la cascada.
- ¡como!, quieres que valla nadando, como se supone que voy a llegar…
- Hay…, vamos, te dije, que me siguieras, confía, solo camina.
El hombre comenzó a caminar, no le había simpatizado mucho, aquella luciérnaga se comportaba como una niña malcriada. Cuando estaba por llegar a la orilla, se detuvo, lentamente levantó el pie y lo fue bajando hacia el agua con la intención de atravesar la superficie. Pero antes de que pudiera tocar el agua se detuvo, pudo apreciar que era capaz de caminar sobre ella. Y comenzó a seguir a la luciérnaga sin bajar la mirada.
Todo iba bien, ya estaba cerca de la cascada. La luciérnaga apagó la luz de sus alas.
- ¿Que sucede? – dijo él, al ver que la luciérnaga lo detenía.
- Tranquilo, no te muevas o nos verá.
- ¿Quién nos va a ver?
- Hobbe
- ¿Quién es Hobbe?
- Es una criatura que vive en este lago, come todo lo que encuentra, así que será mejor que no nos vea.
Se quedó quieto, no entendía aquella situación. Entonces lo vio, una enorme sombra apagó la luz que había en sus pies. No era capaz de medir sus dimensiones. Una vez que desapareció reanudaron el paso.
Cuando la cascada se hacia cada vez mas grande, pudo ver hacia donde se dirigían. Era una pequeña isla cerca de esta. Una vez que llegaron ahí la luciérnaga se despidió y desapareció.
La isla era pequeña, y no había nadie en ella. Comenzó a recorrerla con la mirada a ver si encontraba a Lan.
- ¿Que haces aquí? – dijo una voz a sus espaldas.
- Busco a Lan – respondió, pero sorpresa fue cuando al ver aquella criatura se encontró con un gran lobo plateado, con el pecho blando; desde la cabeza hasta la cola lo recorría una gran franja dorada, la cual brilla junto con sus ojos, los cuales parecían dos zafiros.
- Ja, acaso después de todo lo que has visto, yo te sorprendo, que estúpidos son los humanos. – pero no era sorpresa, sino la majestuosidad de aquella criatura la que lo embriagaba.
- Bueno, que deseas – dijo el lobo.
- Eh, eh, eh…- balbuceaba el hombre.
- Espera, ya lo se, me buscas porque te dijeron que yo soy capaz de sacarte de aquí.
- Si, eso es, por favor ayúdame a salir de este lugar.
- Bueno, lo haría encantado, pero la verdad es que no tengo la menor idea de cómo salir de aquí.
- ¡Pero como!, me dijeron que tú sabias, ¿ahora que voy hacer?, ¿Cómo voy a salir de aquí?
- Tranquilo, no todo esta perdido, yo se porque te mandaron hasta aquí. Yo te puedo decir como llegar a la persona que si sabe como salir de aquí, él lo sabe todo, y es capaz de decírtelo.
- Por favor dime donde esta aquella persona.
- Espera, no puedes simplemente llegar ahí, debes tener cuidado, él no va a querer responder, te hará algunas preguntas que deberás contestar, y si lo haces mal, te quedaras aquí.
- ¿pero?, ¿como? ¿que me preguntara?
- No lose, solo se que te hará elegir, y si eliges mal pierdes. Por eso yo te voy ayudar a que no te equivoques, te daré un dulce del tiempo por si te equivocas.
- un dulce del tiempo, ¿que es eso?
- Es para regresar unos cuantos minutos atrás en el tiempo, así, si te equivocas lo intentas de nuevo. Ya, ahora debes irte.
- Pero todavía no me has dicho donde tengo que ir.
- Ves, aquella roca, a la orilla de la cascada.
- Si, si la veo
- Bueno, debes pararte ahí, y esperar, cuando te des cuenta estarás donde él, su nombre no me lo se, él tampoco te lo dirá, ya, ahora lárgate de aquí.
- Gracias por todo
- De nada…
El hombre guardó el dulce en el bolsillo y rápidamente se dirigió a la piedra. Estuvo ahí esperando con la vista al frente mientras escuchaba la cascada detrás de él, entonces todo se volvió negro.
Continuara...
Cuando ya parecía que nunca saldría de aquel bosque, pudo ver la salida, y con ella una gran luz verde.
Mientras mas se acercaba, la nieve iba desapareciendo. Una vez que salio del bosque, pudo apreciar aquella hermosa obra. Era un lago enorme, no era capaz de rodearlo con la vista, a lo lejos podía divisar una gran cascada que tocaba el cielo y en la cual se bañaban las estrellas dándole un brillo que ninguna luz seria capaz de hacer. Aquel lago brillaba con un verde intenso, que alumbraba todo, pero que era calido a la vista.
¿Donde estará la luciérnaga? Se preguntaba. Buscaba, pero sus ojos no eran capaces de encontrar nada. Fue cuando ella habló. – Estoy aquí – dijo. Él se dio la vuelta y pudo apreciar aquella criatura. Era del tamaño de su mano, con un cuerpo de una joven dama y con cuatro alas que irradiaban una luz embriagadora.
- ¿Tú eres la luciérnaga?, pareces un hada.
- Que acaso tengo las alas de un hada, no me compares con esas hipócritas. Acaso no quieres ir a ver a Lan, será mejor que te comportes o morirás, espera, ja, ya te estas muriendo. – decía la luciérnaga con una risa juguetona.
- ¡Cállate!, si, quiero ir a ver a Lan, tienes que llevarme donde él por favor.
- Ya, ya, no llores, das vergüenza, si te voy a llevar a él. Tienes que seguirme, no digas nada, solo camina detrás mió – aquella pequeña criatura comenzó a volar sobre el lago, en dirección a la cascada.
- ¡como!, quieres que valla nadando, como se supone que voy a llegar…
- Hay…, vamos, te dije, que me siguieras, confía, solo camina.
El hombre comenzó a caminar, no le había simpatizado mucho, aquella luciérnaga se comportaba como una niña malcriada. Cuando estaba por llegar a la orilla, se detuvo, lentamente levantó el pie y lo fue bajando hacia el agua con la intención de atravesar la superficie. Pero antes de que pudiera tocar el agua se detuvo, pudo apreciar que era capaz de caminar sobre ella. Y comenzó a seguir a la luciérnaga sin bajar la mirada.
Todo iba bien, ya estaba cerca de la cascada. La luciérnaga apagó la luz de sus alas.
- ¿Que sucede? – dijo él, al ver que la luciérnaga lo detenía.
- Tranquilo, no te muevas o nos verá.
- ¿Quién nos va a ver?
- Hobbe
- ¿Quién es Hobbe?
- Es una criatura que vive en este lago, come todo lo que encuentra, así que será mejor que no nos vea.
Se quedó quieto, no entendía aquella situación. Entonces lo vio, una enorme sombra apagó la luz que había en sus pies. No era capaz de medir sus dimensiones. Una vez que desapareció reanudaron el paso.
Cuando la cascada se hacia cada vez mas grande, pudo ver hacia donde se dirigían. Era una pequeña isla cerca de esta. Una vez que llegaron ahí la luciérnaga se despidió y desapareció.
La isla era pequeña, y no había nadie en ella. Comenzó a recorrerla con la mirada a ver si encontraba a Lan.
- ¿Que haces aquí? – dijo una voz a sus espaldas.
- Busco a Lan – respondió, pero sorpresa fue cuando al ver aquella criatura se encontró con un gran lobo plateado, con el pecho blando; desde la cabeza hasta la cola lo recorría una gran franja dorada, la cual brilla junto con sus ojos, los cuales parecían dos zafiros.
- Ja, acaso después de todo lo que has visto, yo te sorprendo, que estúpidos son los humanos. – pero no era sorpresa, sino la majestuosidad de aquella criatura la que lo embriagaba.
- Bueno, que deseas – dijo el lobo.
- Eh, eh, eh…- balbuceaba el hombre.
- Espera, ya lo se, me buscas porque te dijeron que yo soy capaz de sacarte de aquí.
- Si, eso es, por favor ayúdame a salir de este lugar.
- Bueno, lo haría encantado, pero la verdad es que no tengo la menor idea de cómo salir de aquí.
- ¡Pero como!, me dijeron que tú sabias, ¿ahora que voy hacer?, ¿Cómo voy a salir de aquí?
- Tranquilo, no todo esta perdido, yo se porque te mandaron hasta aquí. Yo te puedo decir como llegar a la persona que si sabe como salir de aquí, él lo sabe todo, y es capaz de decírtelo.
- Por favor dime donde esta aquella persona.
- Espera, no puedes simplemente llegar ahí, debes tener cuidado, él no va a querer responder, te hará algunas preguntas que deberás contestar, y si lo haces mal, te quedaras aquí.
- ¿pero?, ¿como? ¿que me preguntara?
- No lose, solo se que te hará elegir, y si eliges mal pierdes. Por eso yo te voy ayudar a que no te equivoques, te daré un dulce del tiempo por si te equivocas.
- un dulce del tiempo, ¿que es eso?
- Es para regresar unos cuantos minutos atrás en el tiempo, así, si te equivocas lo intentas de nuevo. Ya, ahora debes irte.
- Pero todavía no me has dicho donde tengo que ir.
- Ves, aquella roca, a la orilla de la cascada.
- Si, si la veo
- Bueno, debes pararte ahí, y esperar, cuando te des cuenta estarás donde él, su nombre no me lo se, él tampoco te lo dirá, ya, ahora lárgate de aquí.
- Gracias por todo
- De nada…
El hombre guardó el dulce en el bolsillo y rápidamente se dirigió a la piedra. Estuvo ahí esperando con la vista al frente mientras escuchaba la cascada detrás de él, entonces todo se volvió negro.
Continuara...
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martes, agosto 07, 2007
Reflejo antes de la muerte (1ª parte)
Una noche un hombre despertó, y sorpresa fue para él al darse cuenta que no estaba en su cama, si no en la luna, desde ahí podía ver la tierra y las estrellas, no veía el sol, pero todo estaba iluminado por el suelo nevado, el cual brillaba como un espejo que refleja la luz.
Confundido comenzó a caminar hacia donde podía divisar unos árboles. El paisaje lo desconcertaba, un desierto blanco, un cielo oscuro con estrellas, y un gran planeta azul.
Cuando se acercaba a los árboles, pudo divisar una silueta que se le hacia familiar, era su hija, rápidamente corrió tras ella, ya podía sentir su tierno cuerpo cuando una voz le gritó que se detuviera, y al mirar de nuevo, su hija se desvanecía como nieve en el viento de fuego.
Lagrimas de sangre corrían por sus mejillas mientras trataba de encontrar aquella voz. Aquí le dijo. Él miro hacia donde estaba, se encontró con un hombre unido a un árbol, solo la parte de superior de su tronco se podía ver, sus piernas estaban fusionadas con el árbol.
- ¿Pero que sucede?, ¿Qué eres?, ¿Qué hago aquí? Le preguntó el hombre
- Que, no lo sabes…, estas muriéndote.
- Maldición, no me vengas con estupideces, ¿Cómo me voy a estar muriendo?
- Crees que esto es una estupidez, ja…, e visto tantos como tú que vienen y creen que todo es un sueño, se quedan esperando hasta que se dan cuenta que es cierto, pero para entonces ya es tarde.
- Que se supone que debo hacer, si estoy muriendo, ¿Cómo lo detengo?, ¿Dónde esta mi familia?
- Tranquilo…, mira, no puedes detener nada, en este momento tu familia esta contigo, pero tú no estas en tu cuerpo, la única opción que tienes es volver a tu cuerpo, y ver que es realmente lo que te esta pasando, tal vez alcances a despedirte de ellos antes de que mueras.
- ¡Maldición! Pero como se supone que voy a volver, ni siquiera se donde estoy, ni siquiera se quien eres tu.
- Ah… (suspiro) bueno te explicare todo lo que yo se. Yo soy un estúpido que fue seducido a morir, perdí en un juego y estoy acá, no todos los que van a morir tienen tanta suerte como tú, los que lo hacen de forma indebida, terminan como yo o se los comen, pero eso es otro tema. Lo que tienes que hacer es seguir el camino que hacen los árboles, por ningún motivo te acerques a ellos, aunque te llamen. También ten cuidado con la nieve, ese brillo se debe al reflejo de las emociones, es capaz de tomar tus recuerdos y proyectarlos, pero siempre te espera una desgracia después de ellos, así que no te acerques a ninguna persona que conozcas, por que realmente no existe. Bueno, al final de este camino llegaras a un lago, ahí te estará esperando la luciérnaga, ella te llevara hacia Lan, él sabe todo lo que necesitas para salir de aquí, yo no puedo decirte nada mas. Ahora debes irte, tienes poco tiempo, solo confía en ti y no le tengas miedo a nada, piensa en tu familia, pero no dejes que los sentimientos te coman. ¡Ahora ve!
- Gracias por todo…, me tengo que ir…
- ¡Vamos vete!, no te quedes ahí mirándome, yo estaré bien, vete, hay gente que te espera.
El hombre comenzó la marcha rápidamente, debía llegar al lago, solo pensaba en ellos…
continuara...
Confundido comenzó a caminar hacia donde podía divisar unos árboles. El paisaje lo desconcertaba, un desierto blanco, un cielo oscuro con estrellas, y un gran planeta azul.
Cuando se acercaba a los árboles, pudo divisar una silueta que se le hacia familiar, era su hija, rápidamente corrió tras ella, ya podía sentir su tierno cuerpo cuando una voz le gritó que se detuviera, y al mirar de nuevo, su hija se desvanecía como nieve en el viento de fuego.
Lagrimas de sangre corrían por sus mejillas mientras trataba de encontrar aquella voz. Aquí le dijo. Él miro hacia donde estaba, se encontró con un hombre unido a un árbol, solo la parte de superior de su tronco se podía ver, sus piernas estaban fusionadas con el árbol.
- ¿Pero que sucede?, ¿Qué eres?, ¿Qué hago aquí? Le preguntó el hombre
- Que, no lo sabes…, estas muriéndote.
- Maldición, no me vengas con estupideces, ¿Cómo me voy a estar muriendo?
- Crees que esto es una estupidez, ja…, e visto tantos como tú que vienen y creen que todo es un sueño, se quedan esperando hasta que se dan cuenta que es cierto, pero para entonces ya es tarde.
- Que se supone que debo hacer, si estoy muriendo, ¿Cómo lo detengo?, ¿Dónde esta mi familia?
- Tranquilo…, mira, no puedes detener nada, en este momento tu familia esta contigo, pero tú no estas en tu cuerpo, la única opción que tienes es volver a tu cuerpo, y ver que es realmente lo que te esta pasando, tal vez alcances a despedirte de ellos antes de que mueras.
- ¡Maldición! Pero como se supone que voy a volver, ni siquiera se donde estoy, ni siquiera se quien eres tu.
- Ah… (suspiro) bueno te explicare todo lo que yo se. Yo soy un estúpido que fue seducido a morir, perdí en un juego y estoy acá, no todos los que van a morir tienen tanta suerte como tú, los que lo hacen de forma indebida, terminan como yo o se los comen, pero eso es otro tema. Lo que tienes que hacer es seguir el camino que hacen los árboles, por ningún motivo te acerques a ellos, aunque te llamen. También ten cuidado con la nieve, ese brillo se debe al reflejo de las emociones, es capaz de tomar tus recuerdos y proyectarlos, pero siempre te espera una desgracia después de ellos, así que no te acerques a ninguna persona que conozcas, por que realmente no existe. Bueno, al final de este camino llegaras a un lago, ahí te estará esperando la luciérnaga, ella te llevara hacia Lan, él sabe todo lo que necesitas para salir de aquí, yo no puedo decirte nada mas. Ahora debes irte, tienes poco tiempo, solo confía en ti y no le tengas miedo a nada, piensa en tu familia, pero no dejes que los sentimientos te coman. ¡Ahora ve!
- Gracias por todo…, me tengo que ir…
- ¡Vamos vete!, no te quedes ahí mirándome, yo estaré bien, vete, hay gente que te espera.
El hombre comenzó la marcha rápidamente, debía llegar al lago, solo pensaba en ellos…
continuara...
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martes, julio 31, 2007
Luces en un cielo sin estrellas.
Llevo horas caminando por esta fría noche sin estrellas que iluminen el camino y que nos muestren lo miserable que somos. La cuidad se había transformado en un asqueroso lugar desde que podía percibir cosas que antes nunca pensé sentir. Solo hace semanas me había transformado en un magnifico ser, pero eso no llenaba el vació que sentía cuando era mortal, al contrario, se hacia cada vez mas grande.
Ya no se percibía el mismo encanto con el que me había deslumbrado esta ciudad. Ahora las calles eran sucias, con su gente que me trastornaba mientras pasaba al lado mío, sus formas de ser me volvían loco, como deseaba acabar con ellos, y el olor de esa gente era algo asqueroso. Podía sentir el sexo en cada esquina, mientras veía la prostitución caminando por mis narices.
No me extraño no encontrarme con nadie en todo este tiempo, ni siquiera me molestó el hecho de nunca a ver visto a la persona que me convirtió en lo que soy ahora. Los podía entender, yo tampoco quería estar en esta ciudad. Pero tenia cosas que hacer, que arreglar, asuntos de mucho tiempo atrás. Los cuales no me dejaban seguir adelante, ni podía avanzar sin resolver mis problemas de amor.
La noche era perfecta y el momento el adecuado. Pero, podría contener mis emociones y contarle lo que había pasado, y lo que sentía por ella, seria capaz de hacer tal cosa.
- ¿Por que te preocupas tanto en pensar en ella?
- ¡No me molestes ahora!, nunca me han servido tus consejos.
- Pero tú sabes que las cosas son más fáciles de lo que piensas, solo toma lo que quieras y vete, ella es solo otra víctima más del montón.
- Sabes que no es cierto, yo la quiero…
- La quieres matar.
- ¡calla!
- Vamos no necesitas hacer esto, no te rebajes a un nivel tan patético como este, solo ve con ella y tómala, poséela, hazla tuya, toma su espíritu. Y sabrás lo que es sentir amor hasta la muerte.
- ¡Maldición!, por que no te callas, no haré tal cosa, no puedo hacer que ella sufra, solo quiero que sepa lo que siento…
- ¿Y luego que? ¡Eres patético!, crees que le importara lo que tú sientes. Y que sacas si nunca estarán juntos. Tú sabes cual es la única opción…
- Nunca haría tal cosa, ni menos a ella.
- Vamos, esa es la mejor forma para estar juntos. Y vivir eternamente un amor falso. Por que eso es lo que es. ¡es solo una maldita mentira!
- ¡maldición! Por que no te vas, nunca me has ayudado, nunca me ha servido lo que dices…
- Pero sabes que me necesitas, si al final, siempre estamos los dos…
Ya no podía esperar mientras caminaba hacia mi destino. Mi cabeza estaba desordenada, me puse mi reproductor de música para no escuchar las voces que me trastornaban.
En el camino se me acerco una prostituta a ofrecerme sus servicios, no le tomé en cuenta, no me interesaba, aunque su olor me decía que era nueva en ese estilo de vida.
Cuando me quedaban dos cuadras para llegar a mi destino, ya podía divisar la hermosa silueta de la mujer que deseaba, como caía su hermoso cabello por sus hombros. Y sin darme cuenta ya estaba admirando sus bellos ojos negros, que siempre fueron el reflejo de mis más grandes deseos, y sus labios. Que ganas de besarlos en aquel momento.
Ella me miraba de una forma distinta a la de siempre, la sentía más lejana de lo que estaba de mí. Fue en ese momento cuando la tomé de los hombros y sin esperar respuesta de ella la besé en aquellos delicados labios. Y mirándola fijamente a los ojos le dije que la amaba. ¿Por que? dijo ella, ¿por que yo? No sabia que contestarle, y mirándola siempre a los ojos le dije. Porque las cosas simplemente se dan y si uno pudiera elegir sus sentimientos seria todo más fácil, por eso, perdóname por lo que voy hacer, pero te amo demasiado como para no hacerlo. En ese momento la tomé firmemente, y de una forma tan delicada pero rápida la mordí en el cuello, y comencé a absorbí todo su ser, su alma y su vida. Cada sorbo de su vida era una cuchillada a mi corazón, y no podía dejar de llorar, pero debía hacerlo. Su corazón se hizo uno con el mío y por un breve momento fuimos la misma alma, el mismo ser. Pero duro tan poco, y su cuerpo cayó sin respiro sobre mis brazos. No sabia que era lo que había hecho, aunque tenia que hacerlo, no había otra opción, nunca la hay.
- bien hecho, te dije que no seria tan difícil.
- ¡que no seria difícil! ¡maldición! Estoy totalmente destruido, y tú vienes con esas estupideces.
- Vamos, cálmate, eso era lo que tenías que hacer, no puedes luchar contra tus instintos.
- Claro para ti es fácil decir esas cosas, tú no eres el que sufre, tú solo te aprovechas de las oportunidades, de las cosas que me pasan a mí, te ríes de mi dolor.
- No seas estúpido, yo soy tú, soy tus deseos y pecados, lo que tu quieres yo te lo doy, si me haces caso, no puedes luchar contra eso, tus instintos te mantienen con vida, una vida que será eterna.
- Crees que no puedo luchar contra mis instintos, tal vez tengas razón, pero hay algo que puedo hacer…
- ¿Que?...
- Acabar con ellos.
- De que hablas, no puedes acabar con ellos… espera no se te ocurra…
- Que, ¿a que le temes? Temes morir cierto…
- Detente no hagas eso, que no se te ocurra, recuerda tu inmortalidad… puedes hacer lo que quieras…
- Si… hacer lo que quiera, ¡no me vengas a mi con juegos como esos…! sabes que no seré nunca feliz, no se quien me dio este don, pero no lo necesito, no en este mundo…
- ¡Detente! Suelta el arma, suéltala… suéltala… detente… para… ¡¡¡maldición!!!
Al otro día se encontró el cuerpo de una mujer, en un estacionamiento, estaba muerta, y al lado de ella estaban las ropas de su asesino, todas cubiertas de polvo con un arma cerca de ellas.
PsichoBitE
Ya no se percibía el mismo encanto con el que me había deslumbrado esta ciudad. Ahora las calles eran sucias, con su gente que me trastornaba mientras pasaba al lado mío, sus formas de ser me volvían loco, como deseaba acabar con ellos, y el olor de esa gente era algo asqueroso. Podía sentir el sexo en cada esquina, mientras veía la prostitución caminando por mis narices.
No me extraño no encontrarme con nadie en todo este tiempo, ni siquiera me molestó el hecho de nunca a ver visto a la persona que me convirtió en lo que soy ahora. Los podía entender, yo tampoco quería estar en esta ciudad. Pero tenia cosas que hacer, que arreglar, asuntos de mucho tiempo atrás. Los cuales no me dejaban seguir adelante, ni podía avanzar sin resolver mis problemas de amor.
La noche era perfecta y el momento el adecuado. Pero, podría contener mis emociones y contarle lo que había pasado, y lo que sentía por ella, seria capaz de hacer tal cosa.
- ¿Por que te preocupas tanto en pensar en ella?
- ¡No me molestes ahora!, nunca me han servido tus consejos.
- Pero tú sabes que las cosas son más fáciles de lo que piensas, solo toma lo que quieras y vete, ella es solo otra víctima más del montón.
- Sabes que no es cierto, yo la quiero…
- La quieres matar.
- ¡calla!
- Vamos no necesitas hacer esto, no te rebajes a un nivel tan patético como este, solo ve con ella y tómala, poséela, hazla tuya, toma su espíritu. Y sabrás lo que es sentir amor hasta la muerte.
- ¡Maldición!, por que no te callas, no haré tal cosa, no puedo hacer que ella sufra, solo quiero que sepa lo que siento…
- ¿Y luego que? ¡Eres patético!, crees que le importara lo que tú sientes. Y que sacas si nunca estarán juntos. Tú sabes cual es la única opción…
- Nunca haría tal cosa, ni menos a ella.
- Vamos, esa es la mejor forma para estar juntos. Y vivir eternamente un amor falso. Por que eso es lo que es. ¡es solo una maldita mentira!
- ¡maldición! Por que no te vas, nunca me has ayudado, nunca me ha servido lo que dices…
- Pero sabes que me necesitas, si al final, siempre estamos los dos…
Ya no podía esperar mientras caminaba hacia mi destino. Mi cabeza estaba desordenada, me puse mi reproductor de música para no escuchar las voces que me trastornaban.
En el camino se me acerco una prostituta a ofrecerme sus servicios, no le tomé en cuenta, no me interesaba, aunque su olor me decía que era nueva en ese estilo de vida.
Cuando me quedaban dos cuadras para llegar a mi destino, ya podía divisar la hermosa silueta de la mujer que deseaba, como caía su hermoso cabello por sus hombros. Y sin darme cuenta ya estaba admirando sus bellos ojos negros, que siempre fueron el reflejo de mis más grandes deseos, y sus labios. Que ganas de besarlos en aquel momento.
Ella me miraba de una forma distinta a la de siempre, la sentía más lejana de lo que estaba de mí. Fue en ese momento cuando la tomé de los hombros y sin esperar respuesta de ella la besé en aquellos delicados labios. Y mirándola fijamente a los ojos le dije que la amaba. ¿Por que? dijo ella, ¿por que yo? No sabia que contestarle, y mirándola siempre a los ojos le dije. Porque las cosas simplemente se dan y si uno pudiera elegir sus sentimientos seria todo más fácil, por eso, perdóname por lo que voy hacer, pero te amo demasiado como para no hacerlo. En ese momento la tomé firmemente, y de una forma tan delicada pero rápida la mordí en el cuello, y comencé a absorbí todo su ser, su alma y su vida. Cada sorbo de su vida era una cuchillada a mi corazón, y no podía dejar de llorar, pero debía hacerlo. Su corazón se hizo uno con el mío y por un breve momento fuimos la misma alma, el mismo ser. Pero duro tan poco, y su cuerpo cayó sin respiro sobre mis brazos. No sabia que era lo que había hecho, aunque tenia que hacerlo, no había otra opción, nunca la hay.
- bien hecho, te dije que no seria tan difícil.
- ¡que no seria difícil! ¡maldición! Estoy totalmente destruido, y tú vienes con esas estupideces.
- Vamos, cálmate, eso era lo que tenías que hacer, no puedes luchar contra tus instintos.
- Claro para ti es fácil decir esas cosas, tú no eres el que sufre, tú solo te aprovechas de las oportunidades, de las cosas que me pasan a mí, te ríes de mi dolor.
- No seas estúpido, yo soy tú, soy tus deseos y pecados, lo que tu quieres yo te lo doy, si me haces caso, no puedes luchar contra eso, tus instintos te mantienen con vida, una vida que será eterna.
- Crees que no puedo luchar contra mis instintos, tal vez tengas razón, pero hay algo que puedo hacer…
- ¿Que?...
- Acabar con ellos.
- De que hablas, no puedes acabar con ellos… espera no se te ocurra…
- Que, ¿a que le temes? Temes morir cierto…
- Detente no hagas eso, que no se te ocurra, recuerda tu inmortalidad… puedes hacer lo que quieras…
- Si… hacer lo que quiera, ¡no me vengas a mi con juegos como esos…! sabes que no seré nunca feliz, no se quien me dio este don, pero no lo necesito, no en este mundo…
- ¡Detente! Suelta el arma, suéltala… suéltala… detente… para… ¡¡¡maldición!!!
Al otro día se encontró el cuerpo de una mujer, en un estacionamiento, estaba muerta, y al lado de ella estaban las ropas de su asesino, todas cubiertas de polvo con un arma cerca de ellas.
PsichoBitE
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domingo, abril 29, 2007
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