El silencio de la muerte.

Él se acercaba cautelosamente al lugar donde habían quedado en juntarse, ninguno de los dos se conocía en persona, aunque habían estado hablando hace tiempo, preparando este día.
Ella lo esperaba, estaba impaciente, había llegado antes de la hora acordada, desde lejos ya podía divisar al muchacho que se acercaba.
El lugar estaba tranquilo, el cielo despejado, todo era perfecto ese día.
Una vez que estaban juntos se saludaron tranquilamente. Como habían acordado ninguno dijo ni una sola palabra, solo se miraban a los ojos.
Él podía ver en su cara las historias de amores que la dejaban sola y abandonada, perdida entre almas que la volvían a engañar. Dolor, eso veía.
Ella podía sentir en él la soledad de un hombre que jamás pudo decir lo que sentía, nunca recibió amor, ya que no sabía como entregarlo. Rabia, dolor, podía sentir en él.
Ambos eran dos almas perdidas en busca de la miseria del amor, tenían el mismo dolor, sentían el mismo odio, ambos deseaban lo mismo.
Se encontraban uno frente al otro, sabían lo que tenían que hacer, no decían nada, cada uno mostró el pequeño frasco que tenía en el bolsillo, podían oler el veneno en el aire. Se tomaron de la mano, lentamente se besaron como nunca lo habían hecho con nadie, podían sentir el amor pasar de un cuerpo a otro, sabían lo que sentían, luego del beso bebieron el veneno, y mirándose fijamente a los ojos, sin decir ninguna palabra, se amaron, se besaron y compartieron la muerte. Ni los más grandes dramaturgos podrían creer que tales tragedias ocurrían, que dos almas pérdidas se unieran, que compartieran lo más sagrado que tenían, que se amaran en muerte.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

uhh m gusto el cuento , ta bueno
un poco corto , pero entretenido

cuidate!
nos vemos!

Lorges dijo...

Genial!
mish..
puros msjes subliminales..!
jaja, ta bueno!
nice work!

Anónimo dijo...

HOLA
ESTA MUY BUENA SU HISTORIA
COMO SIEMPRE GRACIAS POR SU POSTEO

Ramirops dijo...

Simplemente genial