Deseos de niñez

Lentamente caminaba por el pasillo de la sala de clases. Ese día no había ido nadie excepto ella. El profesor la observaba tiernamente, se acercó cautelosamente hacia donde se encontraba sentada, quieta, mirándolo desde lo bajo, con esos grandes ojos negros que cautivaban la mirada de él. La miraba, no decía nada, ni ella tampoco, lentamente le acaricio su pelo, a él le encantaba ese negro tan brilloso, con ese peinado corto, con una pequeña chasquilla en la frente. Le paso la mano por su blanca cara, pasando muy cerca por esos pequeños labios rojos que él deseaba besar. Pensó en hacerlo, pero no lo hizo, como podía, el era mayor que ella. Solo era una niña. Fue entonces cuando dio una mirada hacia el pizarrón, para contemplar los ejercicios que había hecho, aunque no podía entender el por que solo había escrito un dos no es igual a tres, entre paréntesis. Fue cuando se dio vuelta para preguntarle si entendía el ejercicio. Pero vio a una señora sentada en su puesto, al principio no entendía el rechazo que sentía hacia aquella persona. Entonces vio mas claramente, para darse cuenta que aquella señora, la cual tanto desagrado le producía, era su esposa. Su mundo se le vino encima, se sentía violado. El único lugar en donde él podía estar tranquilo haciendo lo que le gustaba, estaba siendo observado por ella, no la quería, deseaba a su pequeña alumna, a la niña de grandes ojos negros, piel blanca y pelo oscuro, que brillaba con su sonrisa, y hacía latir el corazón del profesor con cada pregunta que su diminuto cerebro no podía contestar.

El hombre se encontraba tendido en la cama, no podía dormir, había estado soñando toda la noche con su alumna y su esposa, la cual no se encontraba con él.
No podía entender los sentimientos que tenia con aquella niña. Negaba que fuera amor, pero sabia que era mucho más que puro deseo, había algo además de su frágil y tierno cuerpo que no lo dejaba tranquilo, ya fuera en su casa o en clases.
Desorientado e intranquilo se dirigió hacia la cocina. Mientras buscaba algo que lo calmara y dejara dormir, escuchó unos pasos en el pasillo que se dirigían hacia donde el se encontraba. Llamó a su esposa pensando que era ella, pero cuando vio que la persona que se acercaba era la pequeña niña de sus sueños, se sintió desconcertado, aunque al igual emocionado. No podía evitar sentirse atraído por ella. Se acercó lentamente, observándola cuidadosamente, vio que llevaba puesto un camisón largo hasta los pies, podía ver el pequeño bulto que hacían sus delicados pechos y contemplaba su hermoso pelo el cual nublaba su cabeza con el brillo de sus ojos. Una vez que ya se encontraba a su lado, le preguntó ¿por que se encontraba ahí? Ella no contestó, solo permanecía callada observando como la miraba. No pudo resistir el impulso que le invadía el alma, y la abrazo con fuerza, y ella hizo lo mismo. La quería, la deseaba. Acarició su tierno rostro con su mano, la cual podía apreciar que las arrugas la habían transformado en un viejo objeto, el cual parecía aun más viejo junto a la suave piel de la pequeña. Fue cuando no pudo aguantar más y la besó en los delicados labios con los que tantas noches había soñado.
Entonces un grito interrumpió la escena, él se percato que la esposa lo miraba desde el marco de la puerta, estaba gritando y moviendo los brazos en señal de protesta, pero él no escuchaba nada. Se había quedado paralizado frente a tal situación, no sabría como explicar su conducta. ¿Cómo decirle lo que sentía por aquella niña? Pero perdió mucho tiempo reflexionando, pues no vio cuando su esposa tomó a la pobre niña del pelo y la empezó a golpear, el intentó detener esa escena, pero su cuerpo no le reaccionaba. Vio como tomaba un cuchillo de un cajón, y empezaba a darle puñalazos a su alumna hasta que calló al piso, en el cual empezó a derramarse la sangre de aquella pequeña, que le había quitado el alma a su esposo. En ese momento su cuerpo reaccionó, la ira lo dominó, y de un solo movimiento tomó a su mujer y la golpeó con la rabia que había acumulado hacia tanto tiempo, tomó el cuchillo que se encontraba en las manos de ella y la degolló lentamente. Quería que sufriera, que se diera cuenta de su muerte y que lo odiara.

En ese momento escuchó la voz de uno de sus alumnos que lo llamaba para que contestara una pregunta, entonces vio que se encontraba devuelta en el salón de clases, pero esta vez con todos sus alumnos. No le tomó importancia a lo que había visto o soñado, decidió seguir con sus clases. Pero se dio cuenta que algo iba mal cuando vio en la pizarra escrito un dos no es igual a tres, entre paréntesis. Y cuando se dio vuelta para ver a sus alumnos, pudo apreciar que no se encontraba nadie en la sala de clases, no sabia que era lo que debía hacer, no entendía nada de lo que le pasaba. Entonces escuchó un pequeño llanto, se acercó lentamente a los asientos para escuchar desde dónde venia, y fue cuando vio a alguien que lloraba en una esquina de la sala. Todo el cuerpo se le erizo, y lentamente se acercó hacia aquella persona. Aunque no sabía quien era, temía que fuera ella, pero pudo apreciar mientras se acercaba que era un niño. Una vez que se encontraba frente a él, le preguntó ¿Qué era lo que le pasaba? ¿Por qué lloraba? Pero seguía callado, entonces lo tomó de los hombros fuertemente y volvió a repetir las preguntas. El muchacho levantó la cabeza y lo miró fijamente. No podía recordar por que se le hacia tan conocido si no era su alumno. Vio que movía los brazos en gesto de querer mostrarle algo que tenia en la mano, cuando el profesor lo vio, retrocedió rápidamente. El niño sostenía en la mano el corazón de una persona. Se asustó, pues no sabia de quien era ese corazón. Fue cuando vio que lo apuntaba con la otra mano. Entonces pudo apreciar que en su pecho había un gran agujero, y el corazón que el muchacho sostenía, era suyo. No comprendía por que no sentía dolor. El niño intentó decirle algo, pero no podía oírlo, entonces movió el brazo en el cual tenía el corazón, y se lo llevó a la boca, mordiéndolo y comiéndoselo. Cuando terminó de comérselo, el profesor se encontraba mirándolo sin poder entender lo que veía, y sin poder soportarlo. Fue cuando el muchacho se desató la camisa, pudiéndose apreciar que él también tenia un agujero en el pecho, pero con un corazón, el cual se arranco lentamente, y levantando los brazos se lo ofreció.

Cuando ya no podía soportar más aquella escena y se preparaba para gritar, un golpe le mostró que ya no se encontraba en la sala de clases, sino, botado a un lado de la cama. Se puso de pie, se encontraba bañado en sudor y respiraba rápidamente, se dirigió al baño para mojarse la cara, ya no podía soportar los sueños de aquella noche, se movía como sonámbulo mientras caminaba. Una vez que se encontró frente al lavamanos, tomó un gran sorbo de agua y se mojó bien la cara. Pero para su sorpresa, cuando vio en el espejo, no se encontró a él reflejado, sino al muchacho que había encontrado llorando. No podía soportarlo más, golpeó fuertemente el vidrio, rompiéndolo en varias partes. Su mano sangraba y su corazón latía rápidamente, sabía que no podía aguantar esta situación. Fue cuando se dio vuelta y se encontró con la pequeña niña de sus sueños. Ya no la miraba de la misma forma como lo hacia antes, ahora le asustaba.
Salió rápidamente corriendo del baño, y mientras lo hacia tropezó contra el mueble que se encontraba afuera de este, haciéndolo caer al piso junto con las cosas que se encontraban en el mueble, cuando se estaba preparando para pararse, pudo ver un marco de foto que había caído con él, le llamó la atención el hecho de no haberlo visto antes, cuando lo dio vuelta se llevó una gran sorpresa, al darse cuenta que los que se encontraban en la foto eran el muchacho con la pequeña niña de la mano. Cuando se disponía a tirar el marco, algo llamó su atención en la foto, y la observó cuidadosamente. Entonces comprendió que él si conocía a aquellas personas, pues eran él mismo con su esposa cuando eran niños. Entonces giró su cabeza lentamente hacia atrás y los vio, ahí estaban los dos de la mano, eran la misma imagen de la foto que sostenía, ellos lo miraron fijamente, dijeron unas palabras y se fueron. No pudo escuchar lo que decían, pero ya no importaba por que se habían ido, y él también ya no se encontraba ahí.

Dormía tranquilamente cuando escuchó la voz de su señora que le decía que despertara, el hombre se incorporó lentamente para saludar a su esposa, le preguntó sobre el viaje y como le había ido, ella contestó que bien. Le preguntó por que la miraba tan detenidamente, el ignoró la pregunta como si nada.
La verdad era que él ahora veía a otra mujer en vez de su típica esposa, veía a una pequeña niña dentro de ella, y se sentía como un niño que se ha enamorado por primera vez.
- bueno levántate, vas a llegar tarde, le dijo ella.
- tienes razón, ¿Qué hora es?
- Son mas de las diez

Se levantó rápidamente, se duchó y vistió, cuando se despedía de su esposa le dijo lo bella que se encontraba hoy y lo feliz que se sentía a su lado. En eso vio que en el espejo que se encontraba delante de ella, se podía apreciar la imagen de una bella niña de pelo oscuro, corto y unos bellos ojos negros que se perdían en su piel clara.
- deberías cortarte el pelo, le dijo él.
- tú dices, como cuando éramos niños.
- si, te verías más joven y bella.
- gracias, voy a pensarlo.
- bueno, nos vemos, mis alumnos deben estar esperándome, y no quiero tener problemas con el colegio.
- ¿de que hablas?, tu no eres profesor, ¿ahí algún problema?
- ¿Qué acaso esto es una broma?
- Tú eres el que esta bromeando, sabes que debes ir a la oficina a terminar los planos que te encargaron, ¿o te quieres escapar del trabajo de nuevo?
- No, era solo una broma, bueno me voy, chao.

Se despidió de su esposa con un beso en la frente y se fue, hubiera deseado besarla en la boca, pero no lo hizo, aun se sentía confundido.
Subió al auto lentamente, tenia la mente dando vueltas, ya había recordado donde trabaja, no podía dejar que el sueño lo confundiera.
Mientras se dirigía al trabajo, pasó cerca de un colegio. Vio como los niños se bajaban del autobús, todos en fila, pero cuando llegó al final de esta, vio a los dos pequeños niños de la mano, estaban ahí quietos. Cuando se voltearon y lo vieron lo saludaron cariñosamente. Pero él no alcanzó a ver ningún saludo, ya se había marchado en su auto, sabia que seria un día largo, pues no se dirigía a la oficina, sino de vuelta a la casa. Hoy no seria un día de trabajar, sino uno para pasarlo con su esposa, deseaba estar con ella, comer juntos, hablar y hacer el amor, quería recuperar lo que había perdido, lo que tenia cuando era un niño. Debía recuperar el amor que se estaba apagando, quería volver a ser el pequeño que alguna vez fue, con su amor que nunca moriría.


PsichoBitE